Elvira Castro presenta a Raúl Vacas.
Hace hoy exactamente ya dos años que estuvo con nosotros, por primera vez, Raúl Vacas. Aquella tarde del 9 de febrero del 2010 este salón de actos lo llenaban alrededor de 200 de alumnos.
Hemos aprendido muchas cosas desde entonces: una de ellas, que leer poesía puede resultar un ejercicio tan edificante como divertido; otra, que, gracias a la generosidad de poetas como él, podemos aprender a mirar el mundo con una mirada nueva, tras acabar la lectura de un poema.
Entender plenamente un poema, tal vez, ahora, nos resulte aún difícil; disfrutar de él, no. Sólo debemos poner empeño en pensar en lo que nos sugiere, en hablar con los demás de lo que intuimos incluso detrás de un aparentemente absurdo listado de medicamentos.
Nos gustaría que su visita anual acabase siendo una feliz costumbre.
Como ya sabemos que nosotros somos un fuego que es preciso encender, nos toca pedirle, tomando prestados algunos de sus versos, que "presente armas, apunte y abra fuego".
Hemos aprendido muchas cosas desde entonces: una de ellas, que leer poesía puede resultar un ejercicio tan edificante como divertido; otra, que, gracias a la generosidad de poetas como él, podemos aprender a mirar el mundo con una mirada nueva, tras acabar la lectura de un poema.
Entender plenamente un poema, tal vez, ahora, nos resulte aún difícil; disfrutar de él, no. Sólo debemos poner empeño en pensar en lo que nos sugiere, en hablar con los demás de lo que intuimos incluso detrás de un aparentemente absurdo listado de medicamentos.
Nos gustaría que su visita anual acabase siendo una feliz costumbre.
Como ya sabemos que nosotros somos un fuego que es preciso encender, nos toca pedirle, tomando prestados algunos de sus versos, que "presente armas, apunte y abra fuego".
Betanzos, 09 de febrero del 2012
¿Una simple maleta?
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